Autorretrato en el
estilo de Pablo Neruda
Cuando me miro en el espejo soy o creo ser mínima
de boca,
delgada de labios, verde de ojos, roja de
estrías, blanca de tez,
baja de estatura, creciente de barriga adonde
vive mi tercer hijo,
alta de pómulos, llena de pecas en la cara, corta
de piernas,
generosa con mi tiempo y mis atenciones,
imposible de física,
enamorada de la poesía, tierna de corazón, lenta de entender el amor,
rápida de andar, tranquila de
conciencia,
aficionada al cine, la literatura, la música,
admiradora de árboles, caminante de bosques,
torpe de idioma, estudiante del mundo a
perpetuidad,
amiga de mi esposo, protectora de mis hijos,
infantil en casa, obsesionada con gatos,
tímida delante de mis compañeros de clase,
avergonzada sin razón,
horrenda cantante, afortunada de tormenta,
investigadora de sueños,
contenta en las librerías, melancólica en el
silencio,
temerosa en las ciudades, incansable en mi
trabajo,
ocurrente en inglés, nunca en español; resplandeciente
con mis pensamientos,
desconsolada a la madrugada, lentísima de
hablar con desconocidos,
envuelta en la alegría, vulgar cuando bebo mucho, monumental
de conocimiento,
inspectora del cielo matutino, mujer
invisible, ordenada, cariñosa,
paciente por necesidad, soñolienta de
religión, amable de estudiantes,
llena
de tristeza e incertidumbre, cordero para hablar,
discreta entre mis amores, navegante de vida,
malhumorada por la noche,
despreocupada en mi casa, fiel sin pecado,
orgullosa de mis éxitos,
rara en situaciones sociales, nunca la vida
de la fiesta, cauta en manera,
activa por los derechos animales, sedienta de vivir, ambiciosa en extremo,
persistente en mis opiniones, aterrorizada
por el futuro,
mujer por cierto y madre por vida.